Le Mans 1953

El deporte de élite requiere mucho entrenamiento para poder rendir al máximo y poder alcanzar los objetivos marcados. Otra cosa que se necesita para poder competir al máximo nivel es la concentración, y para eso hay que evitar cualquier tipo de distracción, para que la mente solo esté en lo importante en cada momento. Por eso es tan importante el entrenamiento, tanto físico como mental, para llegar al nivel más alto posible y no cometer errores. Esto se vuelve más importante todavía en el automovilismo, donde cualquier descuido puede conllevar un accidente que puede perjudicar tanto al propio piloto como a algún rival. Por suerte cada vez se le presta más atención a las condiciones en las que está el deportista y se evalúan más cosas para tratar de garantizar que la salud de los competidores son las óptimas en todo momento para llevar a cabo su deporte de una forma segura sin ponerse en riesgo ni a ellos ni a los demás.

Pero a veces pasa que ocurren casos donde el deportista no está en condiciones de participar en la competición y aún así, por alguna razón, se disponen a competir. A veces el problema viene cuando el deportista regresa demasiado pronto de una lesión, arriesgándose a agravarla más y a que surjan nuevos contratiempos que le impidan volver a la normalidad lo más pronto posible. En este caso lo asume en primera persona el propio deportista comprometiendo su salud, a veces sin necesidad, pero también ocurre que a pesar de no estar lesionado tampoco está en condiciones de tomar parte de la competición, ya que por las circunstancias que sean al deportista le resulta complicado llegar al nivel óptimo de concentración, y en el automovilismo esto puede resultar muy peligroso, teniendo en cuenta que van a velocidades muy altas, y más aún en una prueba como son las 24 Horas de Le Mans.

Como su nombre indica esta prueba consiste en estar 24 horas consecutivas compitiendo, y el cansancio es algo habitual según va pasando el tiempo, tanto en los pilotos, como en los mecánicos y toda aquella persona que participe en la prueba. Por eso, y según pasan los años, se fueron poniendo normas para que el cansancio se pueda llevar de la mejor manera posible, por ejemplo en la actualidad tiene que haber tres pilotos por cada coche, cada uno de ellos no podrá pilotar más de cuatro horas consecutivas, tienen que disputar al menos seis horas pero no más de catorce horas del total. Esto se hace para que ningún piloto esté un tiempo excesivo en pista y tratar de evitar que se cometan errores por el cansancio acumulado, por eso es tan importante estar en plenas condiciones para completar la carrera. Ejemplo de lo conveniente de estar en las mejores condiciones posibles fue lo sucedido en la edición de 1953.

Duncan Hamilton y Tony Rolt.

En 1952 Mercedes se llevó un gran resultado tras llevarse la victoria y también el segundo puesto, pero la marca alemana no se presentaría en este 1953 para defender su título, pero había otras grandes escuderías dispuestas a coronarse, como Ferrari, Alfa Romeo, Lancia, Aston Martin, o Austin Healey, pero uno de los favoritos es Jaguar, que inscribe un coche, el Jaguar XK120-C, comúnmente llamado Jaguar C Type, con claras intenciones de llevarse la victoria. El equipo decide llevar tres vehículos para la carrera, uno pilotado por Stirling Moss y Peter Walker, otro manejado por Duncan Hamilton y Tony Rolt, y el tercero con Peter Whitehead e Ian Stewart al volante, con los dorsales 17, 18 y 19 respectivamente. Con todo ya preparado todos comienzan la prueba, como es habitual, con los entrenamientos libres para poner los coches a punto para la carrera y luego con la calificación. Todos tratan de hacer el mejor tiempo posible, y por supuesto también los Jaguar, donde los tres coches del equipo consiguen buenas plazas, con la pareja formada por Hamilton – Rolt se llevan el tercer puesto, Moss y Walker consiguen ser quintos y Whitehead y Stewart logran ser séptimos.

Pero ocurre algo inesperado para Jaguar. El equipo había puesto otro coche en pista para poder calificar al piloto de pruebas Norman Dewis como reserva, sin embargo no se dan de cuenta de que el coche tiene el dorsal 18, el mismo que el auto de Duncan Hamilton y Tony Rolt, así que Ferrari presenta una queja y la organización decide descalificar a los dos pilotos. Ellos se molestan con esta decisión, no fue su culpa, pero con la decisión ya tomada los pilotos se van del circuito y se dirigen a un bar a tomarse unas copas para olvidarse de las malas noticias. Por su parte Lofty England, el director del equipo, se dirigió a la organización para intentar resolver el problema alegando que se había cometido un falló sin malicia y sin ningún tipo de intención de hacer trampas, así que la organización readmitió a Hamilton y a Rolt, previo pago de una multa. Este contratiempo ya estaba solucionado, pero ahora había otro obstáculo para que ellos tomen la salida, y es que el equipo desconocía el paradero de los pilotos, no sabían que estaban en el bar tomándose unas copas.

A la mañana siguiente, el propio día de la carrera, los encontraron en estado de embriaguez, así que no estaban en condiciones de ponerse al volante para competir. Obviamente esto era un problema, y el equipo tomó la decisión de dedicar sus esfuerzos en rebajarles la borrachera a base de café y tenerlos lo mejor posible para el inicio de la carrera, programada para las 16:00h. Como era habitual en la época la salida se dio con las tradicionales salidas tipo Le Mans, y fue Tony Rolt el primero de los dos en ponerse al volante. Él se dedicó a correr, llevando un ritmo endiablado y haciendo esfuerzos por estar entre los líderes, algo que estaba consiguiendo. La carrera avanzaba, la noche llegó, momento que Duncan Hamilton se montó en el coche para continuar y seguir ganando posiciones. La oscuridad reinaba sobre la pista, las horas pasaban y en cada parada en boxes el equipo les daba café negro a los pilotos para tratar de eliminar los efectos del alcohol y mantenerlos atentos, esperando que no tuviesen ningún problema ni tampoco un accidente. Su ritmo seguía siendo alto, de hecho se pusieron líderes de la carrera y su borrachera desaparecía.

Parada en boxes.

Llegó la mañana del domingo, y aunque iban líderes, los contratiempos también les afectaban a ellos. La amortiguación comenzó a dar problemas, aparte de que el parabrisas recibió el impacto de un pájaro, rompiéndolo y haciendo que tuviesen que ir si él a partir de ese momento, pero esto no importó para que mantuviesen el ritmo alto. El tiempo seguía pasando, la mañana se consumía y el fin de las 24 horas estaba cerca, hasta que por fin, con Tony Rolt al volante, el Jaguar cruzó primero la meta y se convirtieron en ganadores de las 24 Horas de Le Mans de 1953. Segundos fueron Stirling Moss y Peter Walker, también con Jaguar, y terceros fueron Phil Walters y John Fitch, a los mandos de un Cunningham. El ritmo de Duncan Hamilton y Tony Rolt fue tan alto que fueron los primeros pilotos que lograron completar las 24 horas a más de 100 millas por hora de media (161 kilómetros por hora).

Duncan Hamilton y Tony Rolt celebrando la victoria.

Una vez finalizada la prueba y entregados los trofeos todo parecía haber terminado por este año y ya se esperaba por la edición del siguiente año, pero pronto comenzaron a circular rumores. Estos rumores decían que los ganadores habían comenzado la prueba en estado de embriaguez, y cada vez se hacían más fuertes. Esto podía perjudicar a los propios pilotos y a la reputación de la marca, Jaguar. Y como para conocer bien una historia lo mejor es preguntar a los protagonistas, pues se acercaron hasta ellos para conocer sus versiones. El primero en comentar lo sucedido fue Duncan Hamilton, quien reconoció haber pasado la noche bebiendo junto a Rolt, y cuando comenzó la carrera el equipo les daban café en cada parada en boxes para bajar la borrachera, pero a Duncan le llegó un momento en el que le temblaban los brazos y pidió que dejasen de darle café y comenzasen a darle Brandy, así que según su versión todavía bebió algo de alcohol durante la prueba. Pero por otro lado también hay otros dos implicados, Tony Rolt y Lofty England, jefe del equipo, que dieron su versión y negaron rotundamente que ambos pilotos estuviesen ebrios durante las 24 Horas de Le Mans. De hecho Lofty llegó a declarar: Por supuesto nunca les habría dejado correr bajo la influencia del alcohol. ¡Ya tenía suficientes problemas cuando estaban sobrios!

Independientemente de que esta historia etílica sea cierta o solamente un mito, la verdad es que este suceso se quedó en una de esas leyendas que tienen las 24 Horas de Le Mans, y por otra parte también hay que recordar lo evidente, que no se debe conducir bajo los efectos del alcohol.

5 Comentarios

  1. aliava dice:

    Eso de que como no me dejan competir me voy a tomar unas copas me ha recordado al monólogo de Leo Harlem sobre el alcohol. «¿Que estás bien?, cubata, ¿que estás mal?, cubata, ¿que has aprobado?, cubata, ¿que has suspendido?, dos cubatas»
    Menuda historia. Menudos temerarios

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  2. I liked this story—thank you! 😀

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    1. David R. dice:

      Thank you, your blog is very good too.

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      1. I appreciate that comment—thank YOU !

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