El coche volador

Las 24 Horas de Le Mans es una prueba de resistencia, como su propio nombre dice son 24 horas compitiendo sin descanso, así que los coches tienen que aguantar tanto tiempo en pista sin fallar, pero tampoco hay que olvidar que los pilotos van al máximo todo el tiempo, por eso hay que tener en cuenta la velocidad, que los coches sean lo más rápido posible. Con el paso de los años los coches han ido evolucionando y han cambiado mucho, tanto aerodinamicamente como en su mecánica y en su tecnología. Cuando comenzó la prueba, allá por 1923, los vehículos participantes eran los típicos del momento, derivados de serie y preparados para la competición, sobretodo para aguantar horas aguantando al máximo rendimiento, algo complicado para la época. En esta primera edición la vuelta más rápida se dio en un tiempo de 9 minutos y 39 segundos para cubrir los 17,26 kilómetros que medía la pista en aquel momento, con una velocidad media de 107,33 kilómetros por hora, una velocidad que no es muy llamativa hoy en día, pero que por aquel entonces era una cifra alta.

Con el paso de los años los coches han ido mejorando, han ganado en potencia y también han cambiado en su apariencia y su aerodinámica, haciendo que también ganen en velocidad punta y hagan un mejor paso por curva, permitiendo que cada vez los pilotos dediquen menos tiempo en recorrer los 13.626 metros que tiene actualmente el trazado. La lucha por ser los más veloces hizo que en 1988 Peugeot se propusiera superar los 400 km/h en la larga recta de Hunaudières, de unos 6 kilómetros de longitud, creando el WM P88, y logró su objetivo al alcanzar los increíbles 407 km/h. A raíz de este hito en la prueba la organización tomó la decisión de construir dos chicanes en medio de la recta para evitar que los monoplazas alcanzasen velocidades tan altas, buscando así que la seguridad de los pilotos no estuviese tan comprometida en el caso de producirse un accidente.

Peugeot WM P88.

La preocupación por la seguridad en la carrera se incrementaba con el paso del tiempo, aunque como es normal las marcas buscaban la forma de que sus coches fuesen un poco más rápido que el año anterior, pero también tenían que buscar el equilibrio entre la velocidad, la fiabilidad, la manejabilidad y la seguridad, ya que en 24 horas de competición cualquier cosa es posible, tanto para bien como para mal. Una de las marcas más importantes dentro de la competición es Mercedes. La historia de las flechas plateadas dentro de las carreras empieza a finales del siglo XIX, cuando empiezan a organizarse pruebas automovilísticas con aquellos coches todavía primitivos. Pasaban los años y Mercedes ganaba experiencia, mejoraba sus coches y lograba triunfos en algunas carreras, y de hecho llegó a ser uno de los fabricantes punteros dentro del mundo del motor y la competición. Todo le iba bien, hasta que en 1955, en las 24 Horas de Le Mans, se produjo el mayor desastre del automovilismo, cuando hubo un accidente, con un Mercedes involucrado en él, donde 84 personas perdieron la vida. Después de este suceso Mercedes decidió retirarse de esta prueba antes de que llegase a su fin y también se retiró del mundo de la competición.

Luego de unos cuantos años de ausencia Mercedes retomó su participación en la competición a finales de los 70 inscribiendo sus coches en los rallyes, y en los 80 entrando también en el DTM, el campeonato alemán de turismos, o en las carreras de resistencia tomando parte en Le Mans, formando equipo con Sauber, llegando a ganar la edición de 1989 con el Sauber C9. También volvió a la Fórmula 1, suministrándole los motores a McLaren en los 90, alzando dos títulos mundiales de pilotos en 1998 y 1999 con Mika Hakkinen. Precisamente es en este 1999 cuando transcurre la historia de hoy, pero en las 24 Horas de Le Mans. Mercedes ya volvía a ser un fabricante que ganaba carreras y títulos como antaño, y este año estaba dispuesto a llevarse la victoria en Le Mans, así que desde la fábrica alemana se emplearon a fondo para desarrollar un coche que les diese el triunfo. Sabían que la cosa no iba a ser fácil, ya no formaba equipo con Sauber, ahora estaba en solitario, así que esta vez les tocaba diseñar todo el vehículo completo ellos solos.

Sauber C9 de 1989.

La marca alemana pretendía hacer un coche muy veloz, por lo que decidieron hacer un coche ligero, con tan solo 921 kilos de peso, y también muy potente, llegando a tener 600 caballos, y ese coche que diseñaron fue el Mercedes Benz CLR. Desde Alemania pretendían competir en algunas pruebas antes de llegar a Le Mans, pero por los motivos que sea no llegó a disputar ninguna carrera hasta llegar a las 24 Horas de Le Mans, pero tampoco había demasiada preocupación dado que el coche estaba diseñado especialmente para la prueba francesa. Aún así, y como es habitual, realizó unos test en mayo para saber cómo rendía y ver qué aspectos iban bien y cuales se debía mejorar. Los rivales eran conocedores de las pretensiones de Mercedes y sabían que era uno de los favoritos para la victoria, por eso estaban atentos a los tiempos que marcaba el Mercedes CLR en los test. Estos tiempos fueron un poco más lentos de lo esperado, ya que con su mejor crono sólo pudieron ser sextos, así que el coche fue de vuelta a la fábrica para hacer pequeñas modificaciones.

Mercedes Benz CLR.

La fecha de las 24 Horas de Le Mans se acercaba, sería el fin de semana del 12 y 13 de junio de este 1999. Mercedes se presentaba con tres coches, uno pilotado por Mark Webber, Jean Mark Gounon y Marcel Tiemann, otro manejado por Christophe Bouchut, Nick Heifeld y Peter Dumbreck, y el tercero estaba pilotado por Bernd Schneider, Frank Lagorce y Pedro Lamy. Las pruebas clasificatorias llegaron, y los tiempos que estaban marcando los Mercedes seguían sin ser los mejores, pero aún estaban en posiciones de cabeza. Ya en la calificación del jueves comenzaba lo importante, y todos daban lo mejor de sí. Todo iba bien, hasta que en mitad de la sesión ocurre un problema. Los comisarios de pista reportan que uno de los Mercedes, concretamente el pilotado por Mark Webber, ha cogido vuelo y dio unas vueltas de campana en el aire hasta aterrizar antes de llegar a la curva de Indianapolis. Las cámaras de televisión no pudieron captar el momento, ni tampoco hay fotografías de ese instante, y desde el equipo les costaba creer está situación, pero la realidad es que el coche tenía varios desperfectos. Desde Mercedes comenzaron a investigar las causas de accidente a la vez que se afanaban por reparar los daños del coche.

Desde Mercedes llegaron a la conclusión de que el CLR tenía problemas aerodinámicos y trataron de ponerle remedio. Milagrosamente el coche accidentado fue reparado a tiempo y el sábado por la mañana, pocas horas antes del inicio de la carrera, ya estaba listo para competir. Durante la mañana de este sábado, en la sesión de warm up, volvió a ocurrir lo mismo, y curiosamente en el mismo coche pilotado por Mark Webber. En esta ocasión fue en una de las chicane de la larga recta, y esta vez las cámaras de televisión captaron los instantes posteriores del accidente, con el coche ya detenido en la escapatoria del circuito, además de haber fotos del momento del vuelo. En Mercedes comenzaba a cundir el pánico, estaban a pocas horas de comenzar la carrera y ya disponían de un coche menos, dado que no había tiempos suficiente para reparar el monoplaza accidentado. En el equipo había preocupación, no sabían que hacer y realizaron una llamada de urgencia a Adrian Newey, el diseñador de monoplazas del equipo McLaren Mercedes de Fórmula 1.

Mark Webber en su segundo vuelo de las 24 Horas de Le Mans 1999.

Adrian Newey recomendó a Mercedes que retirase sus coches de la prueba porque podría ser peligroso arriesgarse a otra situación similar. Desde el equipo alemán hicieron caso omiso a las palabras de Newey y decidieron aumentar la carga aerodinámica para tratar de evitar que los Mercedes que iban a salir a pista tomasen vuelo. Las 24 Horas de Le Mans estaban programadas para comenzar a las 15:30 horas de este sábado 12 de junio. La salida se da con normalidad, y Mercedes había pedido a sus pilotos no ponerse demasiado cerca de otros coches para evitar problemas. Las primeras horas todo fue correcto, la competición se disputaba con normalidad, hasta que llegó la vuelta 75 de la carrera. Los Mercedes habían hecho su parada en boxes y también hubo cambio de pilotos. Uno de ellos era Peter Dumbreck, que salió a pista y comenzó a competir.

Después de cinco giros sobre el asfalto estaba en la tercera plaza detrás de un Toyota, tenía mejor ritmo que él y se estaba acercando. Peter era consciente de que no debía asumir demasiados riesgos, pero a la vez tenía la oportunidad de colocarse segundo, así que al llegar a la larga recta decide intentarlo. Se pone detrás del Toyota, va ganando velocidad, tiene esperanzas de ganar la posición, pero cuando va a iniciar la maniobra de adelantamiento vuelve a ocurrir lo que ya había pasado anteriormente, el morro de su coche comienza a elevarse y despega. Esta vez las cámaras captan toda la secuencia. Durante el vuelo el Mercedes da varias vueltas de campana y aterriza fuera de la pista, en medio de los árboles. Por suerte Peter Dumbreck no sufre ninguna lesión y sale del coche, pero evidentemente no puede continuar. Después de esto Mercedes decide retirar el otro coche que tiene en pista para evitar una tragedia, pero también sabe que el sueño por el que luchaban, la victoria en las 24 Horas de Le Mans, se esfumaba.

Vuelo del Mercedes Benz CLR de Peter Dumbreck durante la carrera.

3 Comentarios

  1. aliava dice:

    Cuando en algunas películas preguntan sobre cómo ves el futuro en 50 años, siempre hay alguno que responde que habrá coches voladores. En 1998 los Mercedes de Le Mans lo consiguieron. Unos adelantados a su tiempo JAJAJA

    Ahora en serio, me parece increíble que le pasara dos veces a Mark Webber y que en Mercedes aún quisieran seguir compitiendo. Lo suyo sería haber hecho caso a Newey

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    1. El Albaceteño Errante dice:

      1999

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